Desde el 7 de marzo el límite máximo de velocidad al que se podrá circular en autopistas y autovías de España es de 110 km/h. Esta medida es meramente coyuntural, y para que sean eficaces, las medidas de ahorro energético deben ser estructurales. Si se quiere gastar menos con el coche, hay que adoptar unas prácticas de conducción que van más allá de la velocidad.
Ya no se puede circular a más de 110 km por hora. Según el gobierno, al rebajar el límite máximo de velocidad se podrá recortar el consumo en un 15% para la gasolina y un 11% para el gasóleo. Se trata de un cálculo optimista. A juicio de los expertos de la OCU, esta medida dificilmente conseguirá ahorros de combustibles superiores al 5%.
Los gobiernos buscan en medidas como estas el ahorro económico del país, pero este siempre debe ir acompañado de un ahorro energético planificado, no en un medida espontánea de poco tiempo de duración, pues al terminar esta, las cosas volverán a ser como antes, el ahorro desaparecerá y los problemas ambientales persistirán. Antes de procurarnos por el dinero debemos interesarnos también por nuestro planeta, que es el que nos alimenta.
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